A vísperas del portento
Las urracas en sus altares
Se empapan para navegar
En el mar de sus quehaceres.
La aurora de profunda palidez, y
Los vapores desperdigados se juntan
Y las nubes grises de la desconcertación
Reciben el álito de la pacha mama.
Los manjares lÍvidos
Se añejan del parlotar
Dejando a las parlanchines
Almibaradas en la sombra.
El festín macabro abre sus fauces
Ante la penumbra
Los piboteadores sabores
Elevan las burbujas hasta desaparecer.
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